sábado, 11 de febrero de 2017

Almas mojadas.

Llueve, llueve sobre mojado, calando todos y cada uno de tus capilares, penetrando en tu piel y alcanzando hasta tu alma. Esta, acostumbrada a estar cerrada y aprisionada por la coraza que tú mismo has construido, al ver la lluvia siente ganas de libertad, de experimentar lo que todas las almas ya lo han hecho, quiere mojarse, vivir, respirar, no estar enclaustrada. Sin embargo, al mismo tiempo que desea redescubrirse se acuerda de aquellos fantasmas que le aterrorizan y que al estar encerrada creía que estaba libre de ellos, pero no es así. No se trata de vivir siempre encerrados, con miedo a lo desconocido o cohibiéndonos constantemente, porque en la definición de vivir no aparece ninguna de las anteriores acepciones. Deja de la lluvia moje tu alma y descubre, de una vez por todas, lo que implica vivir.

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