martes, 9 de enero de 2018

Errores.

He cometido un error, bueno si hablamos de ello serían miles y no se podrían reducir sólo a uno. He intentado hacer algo cuando no estaba preparada, cuando mi cabeza se dispersaba entre cientos de pensamientos más importantes para mí en estos momentos, pero aún así he intentado realizar algo. Parecerá una tontería pero este hecho nos lo repetimos una y otra vez con la mayoría de nuestras decisiones. Nos forzamos, o mejor dicho, nos fuerzan a realizar cosas para las que todavía no estamos preparados. Piensan que tratar a todos por igual saldrá bien, pero nadie lo es por lo que de un momento a otro explotará la burbuja de la realidad para imponer un trato distinto y personalizado. Puede que todo pueda parecer un disparate pero por algo somos personas dotadas con una razón y unos sentimientos que nos difieren del resto de las especies. Cometer errores forma parte de la vida, del día a día y a pesar de que digan lo contrario, no están tan aceptados como creemos. Basta tener un fallo para que muchas personas te juzguen y crean que tienen un papel importante en tu vida desafiándote por ello. Son esas mismas personas que no se han parado a pensar en el daño o en la posible repercusión que puede tener hacia la persona que piensa que ha fallado. Se creen dueños por instantes de ti, te hacen dudar y desconfiar de tu persona, ponen en entredicho tu propia conciencia, pero lo que no hacen es pensar que pueden causar todo ese daño que provocan en esa porción de segundo que tardan en ejecutar esa mirada de decepción , o ese sencillo gesto de desaprobación del que tienes que responder de la mejor manera posible sin parecer estar roto. 
Digan lo que digan, las personas nos rompemos y no hablo de nada físico, va más allá de lo que creemos tener controlado. Tenemos todo el derecho de equivocarnos y sentirnos mal por ello. No todas las decisiones conllevan a las mismas consecuencias pero por todas ellas serás juzgado y desgraciadamente como no maduremos nos afectarán más esos juicios llenos de prejuicios que nuestras propias equivocaciones.