jueves, 22 de noviembre de 2018

¿Quién soy?

Tengo miedo, lo admito, tengo miedo a perder a muchas personas más, a que mis sentimientos no vuelvan a florecer como antes, tengo miedo a no volver a ser yo. En realidad no sé en qué o quién me he convertido, llevo mucho tiempo sintiendo que la persona que soy ha cambiado demasiado y no se siente como lo solía hacer. Es evidente que cambiamos pero no me siento yo. Espero no ser la única al pensar o darse cuenta que su realidad aparece distorsionada a la que previamente se había imaginado. Nunca sabemos por qué camino iremos, ni cómo reaccionaremos ante ellos para recibir ciertos golpes y se ve obligado a construirse la primera coraza que pueda permitirse para continuar. Digo continuar porque muchas veces necesitamos una pausa, un descanso para tener una última esperanza de que todo era una mera ilusión y no se había convertido en tu día a día. Supongo que estas cosas ayudarán a consolidarnos pero en algunas ocasiones, como ahora, no sé ni qué persona soy.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Esperar


¿Cuánto tiempo llevamos sin pararnos? Tomarnos un tiempo en nuestra vida, para nadie, para nosotros. Vivimos tan preocupados por llegar a tiempo a todos sitios que nunca llegamos a tiempo para nosotros. El mundo se mueve demasiado rápido, premian a las personas que alcanzan sus objetivos antes, sin pararse a pensar en el disfrute del camino, porque claro, para eso debían haber parado y no podían malgastar apenas un minuto en ello. Un minuto, sesenta segundos, cuántos son necesarios para encontrarnos con nuestro yo, con quien realmente somos. ¿O es que ya se nos ha olvidado ser?

sábado, 4 de agosto de 2018

Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos

No han pasado ni 24 horas desde que nos has dejado. Para muchos de nosotros no somos conscientes de ello. Esto parece otra realidad, otro universo en el que no asimilamos que no volverás a estar con nosotros. Nos faltarán esas fotos en las que tanto presumías de tus estilismos y de ser la fucking Beyonce como a ti te gustaba decir. Tampoco puedo imaginar que no habrá más audios descontrolados después de haber tomado una taza de café, ni covers de cualquier canción random que saliera en la radio interpretada por tu particular energía. Y digo particular porque en 19 años de vida no he conocido a otra persona como tú. Gracias por hacer mis mañanas más amenas en clase, por pedirme que te guardara el sitio aun cuando yo llegaba más tarde que tú, por llamarme cuando más lo necesitaba o simplemente por sonreír y hacer que la vida podía ser mucho más bonita si la mirábamos con tu forma de pensar. Al menos puedo decir que todo lo que sentía hacia ti lo sabías, espero que supieras lo mucho que te admiro y te quiero. Sé que nunca vas a poder leer esto, de hecho mañana me encontraré de camino a tu entierro pero me sentía con la necesidad de escribirte por última vez. Puedo decir con total seguridad que de ti hemos aprendido muchísimo, no solo yo sino todos los que te rodeaban, nos has dado una valiosa lección de vida, aun cuando peor estabas intentabas animarte o llevar situaciones difíciles con la mayor de tus sonrisas y tu bienestar. Creo que no hablo solo por mi cuando digo que nos has enseñado a valorar más la vida, sus pequeños detalles y sobretodo las personas que se encuentran en ellas. Desafortunadamente tú no vas a seguir físicamente aquí pero te aseguro que no va a pasar ni un día en el que ninguno de nosotros te piense ni se acuerde de lo maravilloso que eres. Ojalá algún día pueda darte todos esos abrazos que habíamos ido acumulando y no me cansaré de repetirte que te voy a echar de menos.

jueves, 2 de agosto de 2018

Mente en blanco.


Otra vez esa situación del pánico hacia una hoja en blanco, hacia el mayor de los desafíos, el que te enfrenta contigo mismo y la parte más interna de ti. Porque todo lo que dejamos ver no  es realmente lo que somos, es más, la mayoría de nosotros no sabemos ni lo que somos. Pero qué difícil saberlo y qué duro o divertido puede ser descubrirlo. De repente un día te despiertas y no vuelves a ver las cosas como creías haberlas recordado antes de dormir, no han sido ellas las que han cambiado si no que las cosas se convierten en otras si se miran desde otra perspectiva. Hacía mucho tiempo que no escribía, tal vez mi cuerpo o mi alma no estaban preparadas para ello y no sé bien qué estoy haciendo ahora mismo pero sólo me dejo llevar intentando inspirarme con música “ Indie”  y escribiendo todas las palabras que me vienen a la mente intentando unirlas con una cierta coherencia que no sé si tendrá resultado. En cierta parte había olvidado la sensación de libertad que proporciona expresar tus ideas, parece algo tan simple y tan complejo a la vez que solo te das cuenta y lo valoras cuando en ocasiones tienes alguna idea y al intentar plasmarla descubres que no encuentras las palabras perfectas para ello. Se suele decir que lo perfecto no es lo ideal o lo adecuado pero cuando te sientes realmente feliz con lo que estás haciendo encuentras la perfección en los  más sencillos errores. Aquellos que te proporcionan la oportunidad para poder continuar escribiendo, y en conclusión viviendo.

martes, 9 de enero de 2018

Errores.

He cometido un error, bueno si hablamos de ello serían miles y no se podrían reducir sólo a uno. He intentado hacer algo cuando no estaba preparada, cuando mi cabeza se dispersaba entre cientos de pensamientos más importantes para mí en estos momentos, pero aún así he intentado realizar algo. Parecerá una tontería pero este hecho nos lo repetimos una y otra vez con la mayoría de nuestras decisiones. Nos forzamos, o mejor dicho, nos fuerzan a realizar cosas para las que todavía no estamos preparados. Piensan que tratar a todos por igual saldrá bien, pero nadie lo es por lo que de un momento a otro explotará la burbuja de la realidad para imponer un trato distinto y personalizado. Puede que todo pueda parecer un disparate pero por algo somos personas dotadas con una razón y unos sentimientos que nos difieren del resto de las especies. Cometer errores forma parte de la vida, del día a día y a pesar de que digan lo contrario, no están tan aceptados como creemos. Basta tener un fallo para que muchas personas te juzguen y crean que tienen un papel importante en tu vida desafiándote por ello. Son esas mismas personas que no se han parado a pensar en el daño o en la posible repercusión que puede tener hacia la persona que piensa que ha fallado. Se creen dueños por instantes de ti, te hacen dudar y desconfiar de tu persona, ponen en entredicho tu propia conciencia, pero lo que no hacen es pensar que pueden causar todo ese daño que provocan en esa porción de segundo que tardan en ejecutar esa mirada de decepción , o ese sencillo gesto de desaprobación del que tienes que responder de la mejor manera posible sin parecer estar roto. 
Digan lo que digan, las personas nos rompemos y no hablo de nada físico, va más allá de lo que creemos tener controlado. Tenemos todo el derecho de equivocarnos y sentirnos mal por ello. No todas las decisiones conllevan a las mismas consecuencias pero por todas ellas serás juzgado y desgraciadamente como no maduremos nos afectarán más esos juicios llenos de prejuicios que nuestras propias equivocaciones.