Somos meros dardos que nos dan un impulso al comenzar la vida. El objetivo inicial es llegar al centro de la diana pero, ¿qué supone el centro? Hay muchos de ellos que no llegan a él, otros que dan en la diana pero no lo suficientemente cerca del ansiado objetivo, otros que lo rozan pero que no pertenecen íntegramente a él y otros cuya trayectoria ha ido en la perfecta dirección hasta lograr cumplir su propósito. Así somos. Muchos de nosotros ni intentamos alcanzar nuestros supuestos sueños por el mero hecho de parecer inalcanzables. Digo supuestos ya que si verdaderamente tenemos un sueño, una ilusión, una aspiración a la que llegar, no nos convertiremos en aquel dardo olvidado en algún bar cutre de carretera. Tampoco nos queremos quedar en la diana sin tener la oportunidad de alcanzar el centro, y qué decir tiene de rozar aquello que tanto deseas pero que al fin y al cabo no llegas a alcanzar. Para nada. No sirve para nada. No sirve de nada que te lamentes, debiste hacerlo joder, ¿o es que acaso no lo deseabas con tantas ganas? El centro no es más que tú, todos luchamos por ser nosotros mismos ya que nuestros deseos, objetivos, pensamientos y sentimientos nos definen, no dejemos de luchar por todo lo que somos o por quien queramos ser.
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