miércoles, 28 de diciembre de 2016
Flores marchitadas.
Nos empeñamos en crecer, cuando somos pequeños creemos que nunca vamos a ser mayores ni que vamos a hacer todas aquellas acciones por las que queremos incrementar nuestra edad. Si os paráis a pensar durante un momento, quiénes de nosotros no queríamos tener 20 años para ponernos aquellos tacones que tanto nos gustaban pero nos resultaba imposible utilizarlos, o quién no envidiaba cuando su padre se afeitaba frente al espejo tarareando su canción favorita haciéndola resonar en toda la casa. Por no hablar de las veces que hemos querido conducir y cuando nos enfadábamos porque nos obligaban a recoger aquellos dichosos juguetes deseábamos coger el coche y continuar jugando. Sin embargo, últimamente la juventud tiene mucha prisa por crecer y se marchitan antes de florecer. Desean tanto que a la hora de la verdad no les quedan fuerzas, ganas ni momentos para ser lo que verdaderamente deben.
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