Tengo miedo, lo admito, tengo miedo a perder a muchas personas más, a que mis sentimientos no vuelvan a florecer como antes, tengo miedo a no volver a ser yo. En realidad no sé en qué o quién me he convertido, llevo mucho tiempo sintiendo que la persona que soy ha cambiado demasiado y no se siente como lo solía hacer. Es evidente que cambiamos pero no me siento yo. Espero no ser la única al pensar o darse cuenta que su realidad aparece distorsionada a la que previamente se había imaginado. Nunca sabemos por qué camino iremos, ni cómo reaccionaremos ante ellos para recibir ciertos golpes y se ve obligado a construirse la primera coraza que pueda permitirse para continuar. Digo continuar porque muchas veces necesitamos una pausa, un descanso para tener una última esperanza de que todo era una mera ilusión y no se había convertido en tu día a día. Supongo que estas cosas ayudarán a consolidarnos pero en algunas ocasiones, como ahora, no sé ni qué persona soy.
jueves, 22 de noviembre de 2018
sábado, 3 de noviembre de 2018
Esperar
¿Cuánto tiempo llevamos sin pararnos? Tomarnos un tiempo en
nuestra vida, para nadie, para nosotros. Vivimos tan preocupados por llegar a tiempo
a todos sitios que nunca llegamos a tiempo para nosotros. El mundo se mueve
demasiado rápido, premian a las personas que alcanzan sus objetivos antes, sin
pararse a pensar en el disfrute del camino, porque claro, para eso debían haber
parado y no podían malgastar apenas un minuto en ello. Un minuto, sesenta
segundos, cuántos son necesarios para encontrarnos con nuestro yo, con quien
realmente somos. ¿O es que ya se nos ha
olvidado ser?
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