No han pasado ni 24 horas desde que nos has dejado. Para muchos de nosotros no somos conscientes de ello. Esto parece otra realidad, otro universo en el que no asimilamos que no volverás a estar con nosotros. Nos faltarán esas fotos en las que tanto presumías de tus estilismos y de ser la fucking Beyonce como a ti te gustaba decir. Tampoco puedo imaginar que no habrá más audios descontrolados después de haber tomado una taza de café, ni covers de cualquier canción random que saliera en la radio interpretada por tu particular energía. Y digo particular porque en 19 años de vida no he conocido a otra persona como tú. Gracias por hacer mis mañanas más amenas en clase, por pedirme que te guardara el sitio aun cuando yo llegaba más tarde que tú, por llamarme cuando más lo necesitaba o simplemente por sonreír y hacer que la vida podía ser mucho más bonita si la mirábamos con tu forma de pensar. Al menos puedo decir que todo lo que sentía hacia ti lo sabías, espero que supieras lo mucho que te admiro y te quiero. Sé que nunca vas a poder leer esto, de hecho mañana me encontraré de camino a tu entierro pero me sentía con la necesidad de escribirte por última vez. Puedo decir con total seguridad que de ti hemos aprendido muchísimo, no solo yo sino todos los que te rodeaban, nos has dado una valiosa lección de vida, aun cuando peor estabas intentabas animarte o llevar situaciones difíciles con la mayor de tus sonrisas y tu bienestar. Creo que no hablo solo por mi cuando digo que nos has enseñado a valorar más la vida, sus pequeños detalles y sobretodo las personas que se encuentran en ellas. Desafortunadamente tú no vas a seguir físicamente aquí pero te aseguro que no va a pasar ni un día en el que ninguno de nosotros te piense ni se acuerde de lo maravilloso que eres. Ojalá algún día pueda darte todos esos abrazos que habíamos ido acumulando y no me cansaré de repetirte que te voy a echar de menos.
sábado, 4 de agosto de 2018
jueves, 2 de agosto de 2018
Mente en blanco.
Otra vez esa situación del pánico hacia una hoja en blanco,
hacia el mayor de los desafíos, el que te enfrenta contigo mismo y la parte más
interna de ti. Porque todo lo que dejamos ver no es realmente lo que somos, es más, la mayoría
de nosotros no sabemos ni lo que somos. Pero qué difícil saberlo y qué duro o
divertido puede ser descubrirlo. De repente un día te despiertas y no vuelves a
ver las cosas como creías haberlas recordado antes de dormir, no han sido ellas
las que han cambiado si no que las cosas se convierten en otras si se miran
desde otra perspectiva. Hacía mucho tiempo que no escribía, tal vez mi cuerpo o
mi alma no estaban preparadas para ello y no sé bien qué estoy haciendo ahora
mismo pero sólo me dejo llevar intentando inspirarme con música “ Indie” y escribiendo todas las palabras que me vienen
a la mente intentando unirlas con una cierta coherencia que no sé si tendrá
resultado. En cierta parte había olvidado la sensación de libertad que
proporciona expresar tus ideas, parece algo tan simple y tan complejo a la vez
que solo te das cuenta y lo valoras cuando en ocasiones tienes alguna idea y al
intentar plasmarla descubres que no encuentras las palabras perfectas para
ello. Se suele decir que lo perfecto no es lo ideal o lo adecuado pero cuando
te sientes realmente feliz con lo que estás haciendo encuentras la perfección
en los más sencillos errores. Aquellos
que te proporcionan la oportunidad para poder continuar escribiendo, y en
conclusión viviendo.
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