Hace unos días, una persona muy importante en mi vida me comentó una frase que le había dicho su madre, la oración decía lo siguiente: "la vida es puro teatro". Simple pero concisa. Realista pero dolorosa. Dolorosa pero reveladora. En el momento en el que te das cuenta de ciertas realidades, nos desnudamos ante el mundo, o tal vez, puede que sea este quien se desnude ante nosotros con la finalidad de dejar ver su verdadero ser. Qué extraña sensación la que sentí al interiorizar y asimilar esas palabras. Esa consciente inconsciencia de lo que te rodea. Puede que nunca lleguemos a descubrir la verdadera cara del mundo, o de las personas que habitan en él. Tenemos tanto miedo a ser como creemos que somos que nos escondemos bajo esas máscaras opacas que únicamente son un mero espejo de la sociedad. Un reflejo de personas que no conocemos, pero creemos conocer. Dependiendo de en qué contexto nos situemos, mostraremos unas u otras, desempeñaremos únicamente unos determinados roles en función de las personas que se encuentren a nuestro alrededor. Llegados a este punto, es oportuno preguntarse si esas personas también se pondrán ciertas máscaras porque tú, que te sentías diferente al resto al creer saber cómo eras, muestras una faceta diferente a la real que hace desconfiar y dudar tanto a las demás personas como incluso a tu propio ser.
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