domingo, 27 de diciembre de 2015
Problemas.
Nunca ha sido bueno hacer como si los problemas no estuvieran, ya que en algún momento de la vida estos tomarán su valor y todo lo que antes los hemos intentado apartar, resurgirán con más fuerza.
Pero hay veces, en las que el problema es tan gordo y tiene tanta importancia, que sabes que las personas que te rodean no quieren o no pueden hacer nada, entonces ahí te sientes perdido, hundido y piensas que jamás podrás salir de aquello que tanto te atormenta o no te deja vivir como realmente te mereces. Tienes que cambiar, no por los demás ni por nada, si no por ti. Tienes que hacerlo en ese preciso momento porque si no, nunca podrás eliminar ni combatir el asunto que te nubla los días soleados y te atormenta aquellos días lluviosos. Al principio no sabes como hacerlo, pero cada vez que el problema se repita empezarás a actuar diferente, cada vez con un toque más de valentía y demostrándote a ti mismo que eres más fuerte de lo que dicen o incluso de lo que piensas ser. Son aquellas situaciones en las que cuando todo pasa, te sientes orgullosa ya que no has permitido lo que la otra persona pretendía, hundirte. Ahí has de demostrar que no eres el mismo, que con el paso del tiempo has ido acumulando el dolor y este se ha convertido en fuerza. Fuerza por la cual se intentará derrotar todo lo que le han machacado antes y entonces te das cuenta que aunque el problema no se haya acabado ya puedes combatirlo.
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