Puede que todo esté desenfocado, que en realidad no haya nada planeado ni perfectamente acabado. Puede que tengamos una obsesión por hacerlo perfecto, por acabarlo, definirlo, centrarlo, girarlo, pintarlo. Pero no nos damos cuenta que algunas cosas, son mucho más bonitas sin todas esas cualidades que les queremos aplicar, simplemente tal y como son, sin que importe nuestro punto de vista, sin que importe nada.
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