Miranfú
martes, 3 de diciembre de 2019
Puro teatro
martes, 5 de noviembre de 2019
Arte.
lunes, 30 de septiembre de 2019
Jaulas.
Esa sensación que se repite en bucle una y otra vez. Ese pensamiento que intenta autoconvencerte que este estado es algo pasajero y que dentro de poco escaparás de él. Ese sentimiento de culpabilidad al darte cuenta y descubrir que eres incapaz de salir de tu propia jaula. Esa jaula mental que invade cada centímetro de tu piel y que se expande por cada conexión neuronal. Es en ese momento, cuando te preguntas si desde fuera se ve la cárcel que tú misma te has construído. Aquel lugar que en principio creías que se trataba de un refugio momentáneo, pero que poco a poco se ha convertido en tu hogar. Esa cárcel en la que no creemos estar al pensar que somos libres, pero que tras varios golpes de realidad descubrimos que va a hacer falta mucha ayuda para salir. Puede que todos estemos en pequeñas jaulas que nos aprisionan, nos cohíban de disfrutar lo que realmente queremos hacer y que no nos permitan ser quienes queramos. Es muy complicado asumir todas las situaciones que vivimos sin intentar huir y escondernos tras unos cuantos barrotes, que con suerte, no dejan ver cómo realmente nos sentimos.
martes, 27 de agosto de 2019
Flotar.
Estoy flotando en un mar en el que no me veo reflejado. En unas nubes inexistentes. En unas manos tímidas que no se entrelazan por miedo al qué pasará. En dos sonrisas que se quedaron mudas tras ese intenso beso que las unió. En unos rayos de sol que tímidamente interrumpen la oscuridad. Estoy flotando en un universo infinito, en el que nuestras miradas parecen que no tiene fin al encontrarse. Estoy flotando y ni si quiera sé dónde ni cómo lo estoy haciendo. Estoy desafiando a la vida, a sus leyes y a mí misma. Sigo flotando y sigo sin saber cuándo vas a venir a decirme que estoy flotando, que todo lo que estoy sintiendo puede ser efecto de algo más, de alguien más. Que en parte, mis actos no se realizan porque yo los provoco, sino porque sobre mí actúa una fuerza exterior que lo controla todo. Estoy flotando y no sé qué es flotar. Estoy viviendo y no sé qué es vivir.
sábado, 20 de julio de 2019
Dependencia inexorable.
No me gusta sentirme dependiente de nada ni de nadie, pero me encuentro dependiendo de un cariño inexistente, de unas caricias cuyas manos no sé descifrar su identidad. Es curioso como el corazón necesita tanto en diversas situaciones, pero la realidad y el contexto en el que nos desenvolvernos, nos imposibilitan poder satisfacerlo. Resulta absurdo sentir esta sensación si no hay personas con las que te imagines compartiendo vida, y el mero hecho de pensar en sentir hacia otra persona, se convierte en el mayor desafío con el que nos podemos encontrar. Un desafío que afrontamos de forma negativa, llegando a ser considerado como una utopía. Utopía inalcanzable por el conjunto de sucesos y acciones que consciente o inconscientemente han desencadenado dicho estado. Estado del que deseamos salir, pero que no podemos encontrar el cartel de salida sin importar la dirección en el que lo busquemos. Búsqueda que nos mantiene con cierta angustia al prolongarse más de lo deseado. Angustia que nos permite sentir y a su vez, vivir. Vida que se resume en la capacidad de sentir. Sentir para vivir y vivir para ser conscientes de lo que sentimos, aunque estos sean la principal razón de que en ocasiones queramos dejar de vivir.